domingo, 18 de octubre de 2020

DEJAR DE FUMAR.

Fumé desde los ocho años. Llegué a consumir  unos 40 / 50 cigarrillos por día durante cincuenta años.


Eso  hacen un total de  más de un millón de cigarrillos. Una cantidad de humo como para oscurecer el cielo de Barcelona. Una barbaridad de colillas que  amontonadas harían un Everest  de  nicotina y mierda. 


Sabía que era perjudicial, y  no paraba . Que cada uno viva y muera como le plazca.  Pensaba,  "sí , es perjudicial , ¿y qué?”. Disfrutaba del fumar.


¡ La de buenas historias que podría escribir sobre el fumeteo!  Mi mayor placer era fumar en lugares prohibidos : cines, trenes, confesionarios, en  clase...hasta fui detenido por fumar en un avión ( en el vuelo a Guatemala).


Hace seis años y medio dejé de fumar.  Fue en Guatemala. Estaba ascendiendo a una aldea  en la selva, en medio de  lluvia . El barro me hacía caer  y no podía respirar .


Una monja , con sandalias, medio descalza, de unos 65 años me agarró la mano y tiró de mi una y otra vez  hasta llegar a la aldea.


Y allí tomé la decisión: " hasta aquí he llegado,  a mi una monjita no me hace esto  ...dejo de fumar ya "


Y ya está.  No hubo mono. No hubo efectos secundarios.  No necesité ayuda de ningún tipo. 


Tengo un carácter muy adictivo,  mucho.


¿ Un milagro?...pues sí,  un milagro.


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