Vistas de página en total

domingo, 29 de marzo de 2020

ANÉCDOTAS SOBRE PRIMERAS COMUNIONES ESO...

Durante años preparé generaciones de niños de 7 y 8 años para recibir la Primera Comunión . Que nadie me juzgue.

Ignoro como nació la costumbre. Asistíamos con los críos a una Misa semanal en el colegio como parte de la preparación para recibir a Jesús Sacramentado. Un día se me ocurrió que uno de los críos que celebraba aquel día su cumpleaños podría apagar las velas del altar y mientras lo hacía comenzamos a cantar todos “¡¡¡CUMPLEAÑOS FELIIIIZZ, CUMPLEAÑOS FELIIIIIIZZZ, TE DESEAMOS TODOS, CUMPLEAÑOS FELIIIIIIIZZZZZZ!!!”. Y así lo hicimos. Éxito total. El chaval emocionado, y la peña excitadísima. El sacerdote, en la sacristía, ni se enteró. El asunto pronto se me escapó de las manos: todos los días, hubiera cumpleaños o no, se cantaba la dichosa canción. Y, bueno, mi papel era que lo hicieran por orden de lista. Los chavales se pegaban por apagar las velas. Incluso era un castigo inmenso el decir “Poyales, el próximo día no apagas las velas” O un premio muy especial.

Todo terminó un día que asistió el subdirector del colegio a esa Misa. Yo, acostumbrado, ni caí en la cuenta. La cara del hombre cuando ve que está soplando las velas una criatura y todos a una se ponen a cantar me recordó la del mono del zoo en el instante mismo que sintió que le ardían las pelotas. Y el paquete que cayó apoteósico.

De todas formas, la costumbre no se zanjó del todo… Años después todavía en alguna ocasión, ya con quince y dieciséis años, continuaban de modo espontáneo con el cumpleaños feliz. Pido perdón y penitencia.

Componía canciones para que la Misa fuera un poco más amena para los críos –no olvidemos que tenían siete y ocho años. Pobrines. El sacerdote que oficiaba era un agregado, hombre mayor, y que habitualmente habitaba en una dimensión mental cercana a la mística. Se enteraba más bien de poco de lo que sucedía a su alrededor, y atendía poco a las letras de las canciones. Las canciones eran tipo gregoriano con letras en castellano de perfil parecido a los salmos. Una , nuestra favorita, decía lo siguiente:

Soy tu cervatillo, Señor, y bebo de tus aguas. (Estribillo)

Aunque se me enrosquen los cuernos en las ramas,

Soy tu cervatillo.

(Estribillo)

Cuando voy por la praderilla,

Yo diviso cervatilla

¡¡¡PERDÓN, SEÑOOOOORRR!!!

(estribillo)

Lo de PERDÓN, SEÑOR, como reacción a la visión de la cervatilla, se cantaba en grosso forte piú forte y muy sentidamente.

El sacerdote, ensimismado en la liturgia del ofertorio, no movía ni una ceja.

Ése sacerdote. Porque un día vino un cura numerario y al escuchar el principio de la canción (juro que intenté que no la cantaran, pero ya se sabe que cuando los chavales le cogen el gustillo al cachondeo no hay forma de pararlos), pues le coló… hasta que llegó lo de la cervatilla. Su mirada me recordó la del guarda del zoo cuando oyó los alaridos del mono “de Arco”.

Otro paquete.

Otra que cantábamos en Cuaresma era “Vengo del polvo y al polvo voy”. Pero allí nadie se atrevió a comentar nada, aunque se me insinuó que, tal vez, mejor la de “perdona a tu pueblo, Señor”.

La inocencia de los niños, y su creencia de que un profe lo sabe todo, es maravillosa. Confían ciegamente en cualquier cosa que les digas, siempre que lo hagas con convicción, muy serio, con seguridad. Un día uno de los monaguillos se me acerca y me consulta ,”oiga, no encontramos la campanita de la Misa”. Todo un contratiempo, porque a los chavales les encantaba eso de darle a la campanita...“No te preocupes, hazlo con la boca. Cuando el sacerdote levante la Sagrada Forma y el Cáliz dices “¡tilín tilín tilín!”, tres veces, y muy serio. A Jesús le gustará que tu corazón haga de campana”.

No sé si a Jesús le gustó que el corazón del niño hiciera de campanita, pero el follón que se armó en el oratorio, el despiporre de la clase toda y la bronca del cura, que echó del oratorio al crío, fue planetaria. -Luego me pidió que le castigara. Le dije que es que el chaval no andaba bien de la cabeza y que no haría más de monaguillo. Cualquiera le dice la verdad.

Éste sacerdote, ahora anda por tierras del Levante feliz, les daba unas charlas en el oratorio que solían ser muy pedagógicas. Siempre comenzaba con una historieta, una anécdota, que desarrollaba después con moraleja. Tenía a los chavales imantados, porque las contaba muy bien. Una tarde comenzó, para glosar que en la vida había muchas tentaciones y peligros, con la historia de un pajarito que iba por el bosque feliz y contento, entre flores y árboles fantásticos, entre abejas que libaban y mariposas que revoloteaban locas de contentura… Los chavales, en los dos primeros bancos del oratorio, le escuchaban absortos, en silencio, expectantes.

- Pero había un gato negro, enorme, inmensamente malvado, oculto en el bosque y observando al pajarito en la oscuridad. Y nuestro amiguito cantaba feliz sin darse cuenta del peligro que le acechaba.

Los críos, sin respirar, no quitaban ojo del sacerdote.

- Y, entonces, sin avisar, sin hacer ningún ruido, el gato saltó y ¡zampa! : ¡¡¡SE COMIÓ AL PAJARITO!!!.

Decir eso el cura y un crío que estaba en primera fila, a un metro del presbítero, salta del banco y grita “¡¡¡OSSSSSTIAAAAA!!!.


domingo, 22 de marzo de 2020

LOS OSCUROS DEL MASCUM

Se puso de moda en las convivencias de El Poblado organizar excursiones a los Cañones del río Vero y a los Oscuros del Mascún. Lugares de una belleza extraordinaria, fantástica en sus formas, y con ese puntillo de aventura y riesgo que los hace inolvidables. Bajar esos cañones donde el río durante millones años ha excavado la roca como si fuera mantequilla, encajonado en murallas gigantescas, donde el sol apenas acaricia las aguas, entre “Oscuros” que parecen la guarida de Gollum, era una experiencia más que divertida. Horas saltando entre rocas, zambulléndote desde un saliente en una pequeña y fresquísima poza, dejándote arrastrar por una corriente brava que corre entre sinuosas curvas calcáreas, buceando cuevas donde parece que has vuelto al seno de Gea, mamá Tierra, rodeado de una humedad que recuerda a la del líquido seminiolílitico, o como se escriba eso. El regreso al barro primordial. ¡Una experiencia difícil de transmitir!

En principio no era peligrosa la excursión pero había que andar atento en la entrada del Cañón donde se avisaba de peligro de tormentas. No de tormentas en esa zona, sino en el Pirineo, a cuarenta kilómetros de allí. En tan sólo dos horas las aguas bajaban bravísimas y salvajes desde las montañas y se encajonaban en el Cañón convirtiéndose en minutos en una trampa mortal: la estrechez de los Oscuros hacía que subiera el nivel del río, y con una fuerza imposible de resistir por muy en forma que se estuviera. Más de uno no ha regresado del Mascún.

Y es el caso que cuatro numerarios decidieron ir de excursión en un curso anual a los Oscuros del Mascún. Y no se percataron del aviso de tormenta del patín de la baraja que se anunciaba en la entrada del Cañón, y allá que se fueron pertrechados tan sólo de un traje de baño de media caña y unas zapatillas deportivas cantando eso de “¡adelante sin miedo no miréis patrás!...”. Y cuando estaban a mitad de recorrido de los Oscuros, en una zona estrecha, entre paredes inexpugnables, oyen un ruido feroz a sus espaldas y comprueban que una masa de agua marrón salvaje y desfasada se les acerca y atrapa. Con la rapidez que sólo da el miedo suben a una enorme roca que pronto se convierte en una pequeña isla en medio de aguas turbulentas que aquí y allá chocan contra todo.

- ¿Qué hacemos? -pregunta el que hace cabeza– esto va a seguir subiendo y…

Observan que un poco más abajo el Cañón se abre en una curva y que allí es posible salir a tierra abierta.

- Voy a dejarme arrastrar por la corriente hasta ese recodo -comenta otro de ojos achinados- y aprovechando la fuerza centrípeta el río me expulsará a tierra y voy a pedir ayuda al pueblo.

- Ok; inténtalo. Nosotros encomendamos, y si es fácil te seguimos.

- Encomienda.

- Encomiendo.

- Yo también encomiendo –añade un tercero.

- Y yo –comenta el cuarto-. Yo encomiendo que no veas.

- Y yo –exclama una trucha que estaba oculta debajo de una piedra.

- Pas (hay gente que dice “pas” en lugar de “pax”).

- In aeternum (nunca mejor dicho)

Nuestro héroe reza un avemaría y en la parte de “ahora y en la hora de nuestra muerte” dice “ahora, y en la hora de ÉSTA muerte”, y se zambulle en las bravas aguas.

Bravas aguas que le subsumen, le hacen desaparecer a la vista de sus hermanos, y allá abajo, le voltean, le garrapiñan, le centrifugan de lado, de espaldas, de culo, de cúbito supino, de cúbito pronoto, de cúbito derrepenete… le zarandean como un muñeco, le golpean contra las rocas. Y el tío que nada, que no sale en el recodo, que no le centripetan. El tío sigue en el interior de toda esa masa de agua sin saber ya ni quién es, ni de donde viene, ni a donde va, ni que é lo que é, ni ná de ná.

- ¡¡¡Fumanchúúú!!! –gritan los de la isla- ¡Éste tío se ha matado!

El río, harto de arrastrar al chino, lo gomita en otro recodo a cientos de metros de los de la isla. El hombre está aturdido. Tirado como un pollito mojado jadea en la orilla, tose, escupe, chorrea, bocanea, e intenta saber qué hace allí, y cual es el encargo que le han dado. Entonces se observa detenidamente a sí mismo y se pregunta “vamos a ver, si yo no me llamo Curro Jiménez, ¿cómo es que tengo un TRABUCO tan grande?”. Y es que entre tantas revueltas y más revueltas, el río le había despojado del bañador. Caronte, el barquero, le había cobrado la limosna de esa prenda a cambio de su vida.

Sí: estaba en pelota picada. Con zapatillas, pero con la misma impresión que Adán cuando mordió la manzana y Eva le preguntó “ ¿y ese ciruelo, desde cuándo lo tienes?”. Y Adán, todo rojo, “¡andanda!, pues que no lo sé, oye”. El bañador a esas alturas estaba en la confluencia del Vero con el Cinca.

He aquí un auténtico dilema moral. He aquí la santidad puesta en crisis. He aquí una de esas pruebas que nos envía la Providencia como. miles de años antes, Dios hizo con Abraham –ése que le llamaban así porque llegaba todos los días tarde a casa y no tenía llave y mamporreaba la puerta gritando “¡¡¡Abrááán, Abrááán!!!”… y con ese nombre se quedó. Por palizas.

“ ¿Qué hago? -se pregunta angustiado nuestro atribulado ser humano: ¿me voy en pelotas por los campos hasta el pueblo, como el de Gerasa, y pido ayuda para mis hermanos que están apunto de perecer?; ¿voy en busca del bañador y regreso después?; ¿decido quedarme por estos páramos dedicando mis días al ayuno, a la oración y a la vida eremita? Enorme las dudas de esa pobre alma que sufre y que no sabe qué decidir: si sigue el 6º mandamiento –lo que significa la muerte de los desdichados que ha dejado a merced de la brutal naturaleza- o, por el contrario, se aferra a la norma de la Caridad, que borrará la muchedumbre de su pecados.

Vence la Caridad y se decide a subir una pendiente de media hora de camino sin senda, entre abrojos, espinos, piedras y “quédateconmigo”, esas plantas con púas que te agarran de la ropa –si se anda entre ellas con ropa– y parecen querer retenerte. Y sufre en silencio los pinchazos en su piel sólo acariciada antes por las suaves manos de su madre, hace muchos años.

Se acerca al pueblecito de Alquezar. Está como un auténtico Ecce Homo: sólo le falta la corona de espinas y la clámide –que para sí quisiera. Reza, encomienda encontrarse en la primera casa con un viejete que pueda prestarle un modesto pantalón de pana negra, pero, quiá, el pueblo entero está a esas horas en la calle, tomando la fresca, de tertulia, repleto de excursionistas y de aventureros que en la terraza de un bar toman unas cervezas mientras comentan la jornada. Arranca una rama de un arbusto, se la coloca en salva sea la parte y, todo coloradote, se planta en medio de la plaza y grita “¡¡¡por favor, por favor, hay unos compañeros que están aislados en el cañón y necesitan ayuda!!!.

La peña le mira con absoluto desconcierto y perplejidad mayúscula, incluso alguno con envidia. Una ancianita suspira sentada en una sillita pensando, quizás, en otros tiempos, cuando Honorio era un campeón. Hay quien le hace fotos. Y le socorren, auxilian y dan pomada. Llaman a la Guardia Civil que acompaña a nuestro fiel amigo hasta donde están apunto de perecer sus hermanos. Tan sólo se apoyan cada uno en un pie, como aves zancudas, sobre la roca que está en un plis de ser cubierta por las aguas. Curiosamente cada uno lleva un rosario de dedo entre sus idems.

Con una polea y una sirga lograron rescatarlos. Alborozados y festivos se abrazaron celebrando el reencuentro.

- ¿Y ese pantalón tan hortera y esa camisa de flores?; ¿no llevabas un trajedebaño? O sea, que encima de que estábamos jodidos vas tú y te dedicas a comprar ropa en el pueblo –le dice el que hace cabeza.

- Bueno… es una historia muy larga de contar. Pertenece al fuero interno, ya sabes.

El tiempo pasa y olvidamos muchas historias. Es probable que a estas alturas, veinte años después de ésta que aquí se ha contado, sus protagonistas no recuerden el día que aquel hombre, Fumanchú, les salvó de una muerte segura. Dio su vida, su honor, su pudor y vergüenza por esas almas desagradecidas. Y se hablarán de otros milagros, de otras proezas y de otras hazañas. Se canonizarán santos por mucho menos, y mártires. Pero esa santidad heroica y escondida de nuestro hombre quedará para siempre esculpida en el silencio de los Oscuros del Mascún. Y en el corazón de Dios.


domingo, 15 de marzo de 2020

AHORA YA SABEMOS LO QUE VA A PASAR: ¡¡¡ TODOS TRANQUIIIIILOOOOSSSS!!!



Ayer nuestro presidente apareció después del consejo de ministros en estado grogi.  Ese consejo debió de ser algo parecido a la escena de "Aterriza como puedas", esa que los diferentes pasajeros pasan uno tras otro abofeteando a una señora para que no pierda los nervios.

Uno se imagina a todos los socios, comunistas, los de izquierda Unida, los de Podemos, el PNV, Esquerra, Torra,Urkullu, Teruel  Existe, Bildu, uno tras otro haciendo cola, y dándole una buena bofetada a nuestro presidente.

Así salió. En estado de " que alguien haga algo". 

Lo que no se ha ido a la mierda amenaza con irse a la mierda. Con este lumbreras  las noticias  se hacen más inquietantes de hora en hora. Sabemos que estamos al albur de unos líderes más tontos que mear en un porrón.  Ayer, el boxeador sonao de Sánchez  terminó su declaración con una  letanía de ambigüedades, rollo Kenedy de Chamberí,  pero con cara poner pañales para contener la primera consecuencia de esta pandemia, una diarrea presidencial y  ministerial de aupa.

¡Pero si estamos viviendo una hecatombre de proporciones siderales, a qué vienen los pañales! Nadie está preparado para una pandemia y menos aún nosotros, que llevamos años diciéndonos que qué guapos somos. La   tarea es  inconmensurable, para la que ni hay medida ni precedentes y, encima, hemos de añadir una caída sin fondo de la credibilidad de las instituciones, empezando por el Gobierno ,  pasando lista por la clase política, jueces, y póngase a la cola

Sólo un deficiente mental, con una vanidad planetaria - ahora sí hay que leerse su libro- , puede decir al mismo tiempo que tenemos la mejor sanidad pública del mundo para luego añadir que no tiene ni puta  idea de qué hacer de aquí a mañana como no sea alertar de que viviremos tiempos difíciles.

No hay que ser muy listo para saber que la que viene es muy, pero que muy gorda. Preparémonos, lo que nos espera tendrá consecuencias de años. Los gente de los medios, tele 5, la sexta, los de antena 3, y compañía, nos quieren precaver contra el derrotismo. Son la orquestina del Titanic tocando "cerca de Ti, Señor".

Hay gente, mucha, que se consuela viviendo de mentiras. Que si el fútbol, que si las procesiones, que si las fiestas tradicionales, vacunas para ingenuos y para idiotas.  Hay que ser ciego para no ver qué clase política, sin  dignidad ética , incapaces de dirigir el país , fuera parte de su sagrado culo.

Viene un terremoto y las estrategias para abordarlo reflejan el temor del Poder político a asumir responsabilidades que van más allá de sumar votos o formar coaliciones

No seamos catastrofistas, aseguran los fabricantes de catástrofes.

No deja de tener su deriva sarcástica la exaltación del teletrabajo. ¡Todos a las redes! En un país que oficialmente tiene gran parte de su economía en el sector servicios y que el número de camareros no es ni siquiera contabilizable, ¿alguien se imagina cómo llevar eso desde el móvil? ¿Y la construcción, el otro paraíso perdido del empleo? Pasamos, pues, de la precariedad laboral a la pobreza pura y dura. ¿Que la Administración va a compensar las pérdidas? No nos dejemos engañar. Cómo lo va a hacer y desde cuándo, qué oficinas se habilitarán, ¿lo haremos por alta definición?

Ahora que el coronavirus ha empezado a enseñorearse del Parlamento e incluso del propio Gobierno- ¡ ojo con la baba de coletas presentándose ayer en el consejo de ministros, con dos cojones -  ¿alguien tendrá la ingenuidad de que estos tíos arreglan el sarao? Se equivocan. Sin apelar a la demagogia, por pura evidencia, ellos seguirán cen el machito, cobrando su pasta  y no necesitarán ventanillas para damnificados. ¿ Alguien apuesta algo?

 Tú y yo y millones de ciudadanos sí nos veremos ante un fenómeno que amenaza todo lo que se creía seguro: la sociedad establecida, la seguridad y el salario, ya fuera precario o menos.

En fin, ponte en lo peor, y venga, a por ello. Ante el miedo inevitable sólo cabe la dignidad de asumirlo y combatirlo.

Saldremos, aunque no nos va a reconocer ni la madre que nos parió.

sábado, 14 de marzo de 2020

LA PRIMERA DESPEDIDA.

A mi madre le gusta contar como de bien niño, en una cafetería de Zaragoza que  llamaban El Imperia, tomando chocolate con churros, entró una señora, al parecer despampanante, y yo mirándola con ojos de boquerón grité “¡¡¡halaaaaaa!!!", y di un silbido. Y mi madre me dio un soplamocos y pensó “ buena me ha caído con éste”.

Una tarde, en una soporífera clase en los jesuitas, estaba pensando en algo que tendría que ver con las mujeres y mira tú por donde noto que un miembro hasta entonces desconocido para mi, tan desconocido como, por ejemplo,el codo, o las pestañas (había convivido con ellos sin problema alguno) se pone duro.

Sí, amig@s , algo se puso de una consistencia terca y sorpresivamente empinada.

Y eso nunca antes se me había puesto así, tan chulito , tan crecido, y tan don Pim Pom. Maldita sea, once, doce años, y un susto de muerte. Es lo que tiene la primera vez, me asusté y pensé que aquello iba a reventar y que se ponía como una manguera a zigzaguear a diestro y siniestro, a porrazos con los compañeros y bamboleándose por la pizarra sin control.

Esa tarde la vida dejó de ser sencilla para mi. Mi barco comenzó a zarpar y dejaba atrás un puerto que nunca más volvería a pisar: la infancia. A proa un mar abierto, infinito, misterioso, incierto. Un cielo azul. La calderas a tope, a punto de estallar, al rojo vivo

Y la popa  ve alejarse una playa que nunca más pisarás, sin nadie que te despida, sin nadie de quien despedirse, salvo uno mismo...y los recuerdos de esos años de inocencia, cuando uno era bueno y era muy feliz .



domingo, 8 de marzo de 2020

CAERSE DEL BURRO.

¡Ay, aquellos días largos  e interminables!

Cuando  salías  de casa por la mañana, subías al colegio montado en la trabuca del tranvía  y regresabas  a comer. La mesa camilla era  un castillo y un palo una espada. Cualquier excusa era buena para organizar una partida del pañuelo, o del churro va  o jugar a tocar y parar.  O pasar la tarde con los juegos reunidos Geyper,  ir a pasar el domingo a Ontinar del Salz, lanzar piedra planas a rebotar en la superficie del río Gállego,  merendar  en el campo e inventar aventuras. 

Callejear por Zaragoza , perseguir chicas. Siempre faltaba mucho para todo, no había prisa, el reloj iba mucho más despacio de lo que debería. 

El colegio, el uniforme, el otoňo, las nubes y los días grises parecía que no iban con nosotros. Esos días llenos de alegría, de amigos, de sol, de pantalones cortos, costras en las rodillas, de risas y dos horas de digestión, de bicis en el  Cabezo y camisetas de colores, no iban a terminar nunca. De misa y de monaguillo.

Pero un día ocurre. Un día descubres que Millán, un compañero de clase , se ha muerto y ya no está en su sitio. Otro día repites curso y tus amigos se olvidan de ti. Y en ese nuevo paisaje eres el tonto. El tonto grande, como esos grandones que les falta un hervor que salían en las caravanas  de oeste, en los carromatos  jugando al corro con los niños.


Otro día descubres que tus padre es un pesao y un aburrido. Ya no es un superhéroe.  Y, encima, te escucha gritar cabreado, pensando que no escucha, "¡ ojalá hubiese tenido otro padre!"

Otro día vas atando cabos y entiendes que esas reuniones con toda la familia que a ti te parecían tan idílicas, tienen una parte más oscura que la parte de atrás de una nevera,  que no se ve a simple vista. Que tío Francisco es un cabrón. Que la tía Goya es una histérica. Que la tía Mari Paz tenía más cuernos que la sala de estar de Curro Romero.

Y descubres el sexo. Y el pecado. Y la obsesión por la señora Mendicuti. La señora Mendicuti y sus tetas. Y uno en el ascensor, junto a ella, mirando sin mirar.También descubres que hay amigos que defraudan. Y que tú mientes y engañas, Que robas para poder fumar. Que no paras hasta conseguir escupir entre los dientes, por e colmillo, sin abrir la boca y echando el humo por las narices. Y que lloras por una chica que te ha dicho que no.  Y rezas mientras estás pecando para que Dios no te mate..."¡ por favor, Jesús, no me mates ahora!, ¡ ahora no!"

Y que eso duele mucho más que una de esas caídas en bici que te dejan las rodillas y los codos llenos de rasguños.

Y que el verano se pasa. Y que dura menos de lo que parecía. Y que las cosas se ven de otro modo. Y que ya no somos tan niños. Que cambia la voz, salen pelos y granos. Y que surgen emociones que no sé cómo se nombran  y  cómo gestionar. 

Y que estoy  perdido, y no sé cómo voy a terminar..

A eso mi padre  le llamaba "caerse del burro". O así me lo hizo saber cuando me metió vestido en la ducha, abierta en chorro, mientras gritaba " ¡¡¡ A VER SI CAES DEL BURRO DE UNA VEZ, COÑOOOO!!!". 

Y todo porque le había roto su maravillosa colección de vitolas de puros.  

Mientras  mi madre  profetizaba " te vas a romper la crisma". 

Tantas cosas nuevas que requerían su tiempo y espacio nuevo  en mi interior. Y hay que dejar salir algo de lo que tenemos dentro antes de que entre lo nuevo.

¿Cómo se hace eso?. No importa. Viene solo.



domingo, 1 de marzo de 2020

COLECCIONISTAS

Hay personajes que no se distingue de su complemento. En los colegios, por ejemplo, el profesor que lleva pajarita , o aquel que se le asocia a un sombrero, o a un flequillo que sopla y se levanta , el del bigote recortado...

Somos comerciales de nosotros mismos. Tu eres tu mejor marca, después  venderás , o no, lo que sea. 

En la gloria de los asesinos, nadie ha llegado tan alto como Longinos , el  soldado que atravesó la lanza en el costado de Cristo .Su  lanza , que quedó empapada de sangre y agua  del Corazón de Jesús, hoy alcanzaría una morterada de dinero   si se rematara en una subasta. 

Entre los objetos más curiosos que se han vendido en eBay, se encuentra un chicle 'mascado' por la cantante Britney Sperars  en su concierto del año 2000 en Wembley. La afortunada poseedora del chicle, consiguió venderlo por 14.000$.

 El bate de béisbol de Shoeless Joe –  alcanzó la cifra de $577,610 dólares.

Dalí consiguió vender por 9.107 euros un pelo engominado de su bigote a Yoko Ono.

A veces pienso que si hoy nace Jesucristo no faltaría quien  subastara el prepucio del Niño Jesús de la ceremonia de la circuncisión. Y Tele 5 , con toda seguridad, lo televisaría en directo.

En el mundo del arte hay coleccionistas fabulosamente ricos  donde pujan agazapados detrás de un teléfono....podría contar  alguna anécdota , de  un patetismo ridículo , una idolatría  de ateos  que tienen su cielo, su infierno , y  que dan asco.

No hagas de nadie un Dios porque  un día no le perdonarás  que no lo sea...



LA SEGURIDAD NO EXISTE

La seguridad no existe. Ni está en la vida, ni en la Naturaleza, ni es experimentada por nadie. Esa lección la hemos aprendido, ¡ y d...