Fue en el Poblado.
En una de esas convivencias de verano a las que ya le he dedicado varias entradas.
Es muy típico en esas convivencias terminar algún día contando historias de miedo, o de apariciones de la Virgen. Es uno de esos recursos que se usan para llenar tertulias que no sabes qué hacer.
Contando historias de miedo había auténticos cracks. Alguno psicópata. Y no exagero. He visto tíos de treinta años temblando de terror creyendo que el invitado de la tertulia había estado poseído por el demonio. Y he visto salir corriendo, aterrorizados y gritando enloquecidos cuando ese mismo "poseído" hace llamar al mismo Lucífer por teléfono a la sala de estar para contactar con él.
Pero eso otro día. Hoy va de la Virgen.
Yo era el director de aquella convivencia. Llaman la puerta a altas horas de la mañana. Abro.
Tres chicos de catorce años, en estado de shock , tamblando , llorando, me dicen con ojos vidriosos y como chispeantes, que se las ha aparecido la Señora.
- ¿ Qué Señora?- pregunto.
- La Virgen.
- ¿ Que se os ha aparecido la Virgen?
Sonríen beatíficos y con lágrimas en los ojos.
- Sí.
- ¿Qué Virgen?
- La Virgen María.
A esas horas de la madrugada normalmente no soy capaz de hilar idea coherente, pero aquello me despejó.
- ¿ La Virgen María?, ¿ dónde?...¿ qué ha pasado?
- Estábamos rezando el rosario en los olivos y se hizo su presencia.
- Y qué cojones hacíais rezando el rosario a esas horas , a ver.
- Habíamos estado de te rtulia con Jose María , hablando de apariciones de la Virgen. Después nos quedamos charlando un rato. Comenzamos el rosario...y ya sabes lo siguiente.
Así que habían estado con José María, el psicópata. Podían haber visto a la Virgen o a Napoleón en minifalda.
- ¿ Por qué me lo contáis?
- Nos dijo la Señora que te lo comentásemos.
Me dio un subidón...."¿ La Virgen les habló de mi?"...¡joder, Suso".
Uno de los chavales me sorprendió. Era el hijo del director de un club juvenil de Zaragoza. Un chico sensato. Vele llorar impresionaba. Lo aparté a solas.
- ¿ Qué tamaño tenía la Señora?
Se mira la mano y comienza a levantarla y bajarla, como recordando. Al final se la pone a la altura del hombro.
- Así, más o menos.
Hice que se fuera y llamé al segundo.
- ¿ Qué tamaño tenía la Señora?
Este no dudo. Enseñó un palmo de altura.
- Así.
Llegó el tercero. La misma pregunta.
- Dos metros.
Llamo a los tres.
- ¡¡¡ A la cama, coño!!! No era la Virgen. Era Puri Arroyo, la monja asesina.
Puri Arroyo era una luchadora de Lucha Libre que esos días anunciaban combate en las fiestas de Barbastro. Su nombre de guerra era " Puri Arroyo, la monja asesina". Salía vestida de monja al cuadrilatero y se ponía ciega a dar bofetadas y usties a diestro siniestro.
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