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sábado, 28 de noviembre de 2020

MI PRIMERA NOCHE EN GUATE.

Después de fallecer Manuela decidí ir Guatemala. Allí había una ONG que tenía varios proyectos impulsados por don Xavier.


Xavier arquitecto mexicano   que durante años trabajó para  la Madre Teresa. Conocerla le transformó.  Su vida se dividió desde  entonces  en dos: antes de conocer a la Madre Teresa, y después de conocer a la Madre Teresa.


Se vino a Tamahú  decidido a  entregar su vida a los pobres. Es hombre culto, desprendido, generoso, noble, de una inteligencia práctica, muy de arquitecto, que encuentra soluciones donde no las hay.


Era de una piedad sólida, nada histérica. También tenía  algo de caballero, de los que ya no se dan. Irónico, señal de inteligencia, sabio y, aunque está de vuelta de muchas cosas, no ha perdido la ilusión por la vida.


¿Por qué me embarqué en esa aventura?. No lo sé. Una de esas decisiones que tomas y que hoy te das cuenta que no tenía mucho sentido. Probablemente huía de mi mismo, de la soledad que en que me había quedado sin Manuela. Entonces , ¡ lo veo tan claro!, vivía en el desvarío. 


Llegué agotado de un viaje transoceánico. Además había tenido un mal rollo con la tripulación de vuelo.  Saltaron las alarmas al fumar en el lavabo del avión. ¡ La que se lió!.  Me cacheraon, me detuvieron. Me llevaron a las autoridades del aeropuerto. 


Me acosté sin saber donde estaba.


Pensé que llevaba horas durmiendo , me ducho, Bajo a recepción y encuentro una escena de ciencia ficción: una  partida de obreros en una bruma de polvo en suspensión, haciendo obras.


Pregunto  la hora en recepción:  es la una de la noche.


Vuelvo a la cama.


Tuve pesadillas  donde todo  se me venía  encima. Yo mismo me caía encima de mi.


Desayuno a las 7.00. Un venezolano , residente en Miami, me pide desayunar juntos.


Le cuento que hago, y la extraña  situación en la que me encuentro, entre perplejo, y acojonado. No consigo contactar con don Xavier.


Mi acompañante se llama Ele , de  Eleazar.


 Y me dice que debo seguir adelante, que hay pocos como yo, que todos pasamos por momentos así. Tomo nota al llegar a la habitación de lo que me ha dicho:


"Piense porque quiere que le definan, si por lo que tiene, por lo que hace, por lo que quieren que digan de usted , o por lo que es".


Al terminar , me lleva a un lado recogido del comedor. Me impone las manos encima de la cabeza y reza unan oración pidiendo a Dios fuerza y gracia para mi. No sé qué hacer. Sin embargo, estoy convencido de que ella estaba  allí. Ella es Manuela. 

Así comenzó mi aventura en Guate.


Este es don Xavier.




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